Siguen pasando los años y tu recorrido, impensablemente para algunos ha ido a más, estás en el punto álgido de querer ser CEO, pero aún sientes que barres el despacho.
En el oasis que supone aplicar magia a la mañana y escapar a esa isla, a las vacaciones con tu amado (el secreto) donde irrumpen las palmeras, el agua y los cocos. Entonces llegan noticias, las cosas van mal, es una empresa pequeña… y es entonces cuando ¡un momento! La empresa es grande ¿¡qué digo grande!? Es ENORME pero… también sucede, el problema es que las grandes empresas lo están pasando mal por eso , porque son grandes.
¿Importa el tamaño o la fórmula?
IMPORTAS TÚ. Encontrar a diario ese espacio que huele a hierba fresca, el lugar donde las ramitas arquean las ventanas entrando tímidamente hasta la chimenea, donde el suelo tapizado con listones de madera rugosa y fría acompañan el caminar de tus pies, el ciclo a tus pasos. No te quejes, es un intento inválido de solucionar los problemas. Construye, construye tu #laCabañadeMadera con la que todos soñamos de niños, sea en tu colina, en la orilla o sobre el árbol.
Despierta tu creatividad, el irte no solucionará nada. Pero si llega el traslado a otra empresa, lugar o proyecto, que incluya la Cabaña de Madera. En el fondo es obra tuya, es tu cabaña.